Cuando tenemos necesidad de liquidez y nos interesa suscribir un préstamo, muchas personas tenemos la duda de si existe un límite para la cuota mensual de préstamos. La respuesta es que existe y no existe. Veamos por qué.
Los economistas nos enseñan siempre que no es recomendable endeudarse en una hipoteca por encima del 35 % o 40 % de nuestros ingresos, en el caso de querer comprar un piso o casa. Y si se trata de un crédito al consumo o para adquirir coche, es decir, un préstamo personal, un 25 % o 30 % de los ingresos. Por este motivo, en el momento de solicitar una hipoteca, por ejemplo, es muy útil contar con ahorros que constituyan alrededor del 30% del valor de la vivienda. Si hacemos esto, menor será el importe que debamos solicitar al banco.
Estos porcentajes que hemos ofrecido en el párrafo anterior se llaman capacidad de endeudamiento, ya que establecen cuánto dinero podemos destinar como máximo al pago de nuestras deudas. Para ello, deberemos sumar nuestros ingresos (es más fácil si se es trabajador por cuenta ajena que autónomo), deducir nuestros gastos (otros préstamos, alquiler, comida, suministros, etc.) y aplicar el porcentaje a esta suma.
Por ejemplo, si nuestro salario al mes es de 1500 euros y tenemos unos gastos de 700, para suscribir una hipoteca deberíamos calcular el pago mensual de una cantidad máxima de 320 euros (40 % de 800) y buscar una hipoteca con estas condiciones.
En la capacidad de endeudamiento, entre otras cosas, se basan los bancos para analizar si es viable otorgarnos el préstamo o hipoteca. El banco valorará si se puede arriesgar a darnos el crédito o no basándose en ella (requerirá nóminas, certificado se retenciones, contrato o declaraciones de la renta y otros documentos).
¿Pero podemos solicitar un crédito por encima de la cuota mensual de préstamos?
Claro que sí. Si el banco estima que nuestra capacidad de endeudamiento es baja, puede solicitar, para no caer en el sobreendeudamiento, que presentemos un avalista que tenga la capacidad de hacerse cargo de la hipoteca en el supuesto de que a nosotros nos surgiera un problema para cumplir con los plazos. Al mismo tiempo, si tenemos un historial limpio con el banco, es decir sin impagos, y disponemos de ahorros en él, esto también se tendrá en cuenta.
Cada banco pone sus propias condiciones para otorgar los créditos. De hecho, en los primeros años dos mil, los bancos daban créditos a pesar de que nuestra capacidad de endeudamiento fuera baja: el resultado se vio con la crisis de 2008, cuando muchas familias dejaron de poder pagar sus hipotecas por quedarse en paro alguno de sus miembros y se vieron abocadas a los desahucios.
En la actualidad, existen entidades financieras que ofrecen préstamos o hipotecas sin nómina. Pero si no exigen la presentación de una nómina, requerirán otras garantías adicionales, o bien bajarán la suma otorgada. Por tanto, el límite en los préstamos que nos otorguen dependerá de la negociación con cada banco.