La ley concursal es un mecanismo para que empresas y particulares puedan mantener su actividad en situaciones de insolvencia. La Ley busca siempre el pago y la reestructuración de la deuda con el fin de mantener una empresa a flote.
La ley mercantil también nos indica claramente quien, cuando y por qué se puede solicitar el concurso de acreedores:
¿Quién puede solicitar el concurso de acreedores?
En su artículo primero, la Ley Concursal nos indica que podrán presentar el concurso las personas físicas y jurídicas. También pueden entrar en concurso de acreedores las herencias yacentes que no sean aceptadas.
Existen dos tipos de concurso de acreedores, el que solicita el deudor (Voluntario) y el que pide el acreedor (Necesario).
¿Cuándo se puede solicitar el concurso de acreedores?
Como acabamos de ver, prácticamente cualquier persona puede solicitar el concurso, por eso la pregunta más concreta sería ¿Cuándo debe hacerse la solicitud?
Encontramos la respuesta en el artículo 2 de la Ley concursal:
Esta legislación nos indica que se debe solicitar el concurso de acreedores cuando estimemos una situación de insolvencia inminente. Para ello contamos con dos meses de plazo desde que somos conscientes de dicha insolvencia hasta la presentación del concurso. No hacerlo dentro de este plazo podría acarrearnos problemas legales.
Si pasados dos meses desde que la sociedad identifica sus problemas de insolvencia, no adopta medidas tales como:
- Liquidación de la sociedad
- Acuerdos societarios de ampliación o disminución
se deberá, obligatoriamente, recurrir al
- Concurso de Acreedores.
¿Por qué una sociedad debe declararse en concurso de acreedores?
Por lo general una compañía tiene conocimiento de su situación de insolvencia al menos 6 meses antes de que se produzcan los impagos. El concurso de acreedores debe solicitarse ante la insolvencia actual y futura, siendo la futura el mejor momento para acogerse a la ley concursal, pues nos ayuda a prevenir futuros problemas.
El concurso de acreedores tiene como fin último evitar el cierre de la empresa, trabajando para adoptar todas las medidas necesarias para que el deudor pueda hacer frente a sus acreedores. Si declaramos el concurso mientras somos solventes (Pero sabemos que está buena situación no durará) tenemos muchas más posibilidades de salvar nuestra empresa que si lo hacemos cuando ya estamos ahogados por las deudas. Es como ir al hospital desangrado o con un mínimo corte, en el primer caso no hay mucho que hacer, en el segundo la salvación esta casi asegurada.
¿Y si el concurso no llega a buen término?
En la actualidad existe la conocida como Ley de la Segunda Oportunidad, un mecanismo legal que nos ampara en caso de que el concurso de acreedores no llegue a buen termino, consiguiendo, siempre que se cumplan los requisitos necesarios, quitas muy importante en nuestras deudas que nos ayudan a retomar de nuevo nuestras vidas.
Con la Ley de la Segunda Oportunidad la exoneración de la deuda puede llegar a ser del 100%..
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